miércoles, 18 de marzo de 2009

CURIOSIDADES

¿Le tocó aquella época en la que nuestros maestros y maestras llegaban con sus cartulinas para pegar en el pizarrón? Envoltorios de papel manila que, a fuerza de ser empleados una y otra vez, daban la impresión de ser algunos de los “rollos del Mar Muerto”. Arrugados y con las esquinas rotas de tanto pegar y despegar con la cintas adhesivas que conocíamos más, como la famosa masking tape o el diurex .
¿Qué tal el modelito realizado con alambre, palitos de paleta y cartón, que tenía que sufrir una cirugía reconstructiva de emergencia para que nos pudiera ser explicada la estructura del átomo o del casi impronunciable ácido desoxirribonucleico?
¡Qué tiempos aquellos!
Así es: primero, porque se trataba de materiales probados en el salón de clase a lo largo de los cursos. Si se entendían y eran claros para hacer la explicación, mantenían su vigencia. Ah, pero cuando no demostraban utilidad suficiente, sin reparo se sustituían por alguna cosa más, ideada por el profesor.
Otra de las invaluables virtudes, era aquella característica que podríamos describir como casi total “garantía de infalibilidad”. Reparables en lo inmediato con un poco de pegamento, un clip o más cinta adhesiva, si había algún desperfecto la presentación estaba en posibilidad de continuar ipso facto .
Tan servía esta tecnología elemental, que aún mantienen vigencia en muchísimas de nuestras aulas; aunque, claro, también está lo nuevo.
No hay duda de que algunos elementos tecnológicos que no fueron precisamente concebidos con una finalidad educativa, finalmente pasaron a ser valiosas herramientas en el salón de clases para apoyar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Espléndido fue ese poder contar con aparatos para la reproducción de casetes y videocasetes. Igual ha sucedido con los DVD (discos de video digital o disco versátil digital, como ahora se les llama con más frecuencia), los proyectores de transparencias y acetatos, así como los modernos cañones. Sin ir más lejos, la computadora misma, que es imprenta, espacio de creatividad, recurso para almacenamiento de información y todas esas monerías que día con día aparecen como novedad.

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